- Un proyecto de investigación de la Universidad de Valladolid en el que colabora el Ayuntamiento ha fechado científicamente los plátanos de sombra del Arenal que alcanzan los 170 años, una cifra excepcional dentro del contexto de los árboles urbanos en la Península Ibérica.
La vida de un árbol de ciudad es muy complicada. El asfaltado, la contaminación e incluso los propios cambios en la planificación y trazado urbano hace que la vida de los árboles de ciudad sea bastante breve. Sin embargo, en algunas circunstancias, ciertos factores confluyen, y permiten que algunos árboles sobrevivan durante siglos, incluso en pleno centro de grandes urbes.
Los investigadores del proyecto RESISTE se quedaron sorprendidos cuando sus análisis comenzaron a desvelar las edades centenarias de algunos plátanos de sombra del centro de Bilbao. Los plátanos del El Arenal alcanzan los 130 años y alturas de 40 metros, los de Doña Casilda Iturrizar superan los 120 años, pero es que en la Plaza de San Vicente y Jardines de Albia hay arboles de más de 170 años. “Varios de los árboles identificados superan con creces los 150 años, una edad excepcional para ejemplares urbanos en el centro de una ciudad. Este legado natural representa un valioso patrimonio para Bilbao”, afirma Gabriel Sangüesa Barreda, profesor e investigador en el campus de Soria de la Universidad de Valladolid.
El proyecto RESISTE financiado por el MICIU y la Agencia Estatal de Investigación analiza la vulnerabilidad del arbolado urbano de distintas ciudades de la Península Ibérica ante el cambio climático y su impacto intensificado por las condiciones de entornos urbanos. En Bilbao, investigadores del Campus de Soria de la Universidad de Valladolid, en estrecha colaboración con el Ayuntamiento, evaluaron el crecimiento y la edad de las principales especies arbóreas de la ciudad, como el plátano de sombra, los cedros, los castaños de Indias y los cipreses.
Los árboles más viejos fueron plantados a principios o mediados del siglo XIX, en el marco de la remodelación de los parques, y han logrado sobrevivir a catástrofes climáticas como las inundaciones de 1983 o la intensa sequía de 1989-1990, pero también a importantes intervenciones urbanísticas, como la construcción del aparcamiento subterráneo del Arenal. “Estos árboles son testigos de la historia de Bilbao, literalmente, la composición química de su madera refleja el auge y declive de los Altos Hornos. Su información es muy relevante para comprender la transformación de la ciudad”, afirma José Miguel Olano, bilbaino, además de profesor de la UVa en Soria.
El proyecto estudió las ciudades de Bilbao, Madrid, Soria, Córdoba, Jaén y Avilés para ver las diferencias entre ciudades grandes y medianas. El plátano de sombra se estudió en todas ellas. Esta especie que es un especialista en ambientes urbanos no existe en la naturaleza, porque es un híbrido creado por el hombre entre dos especies que viven en lugares totalmente alejadas en el planeta. “Es muy posible que en algunos jardines históricos haya árboles tanto o más viejos que estos, pero lo sorprendente en Bilbao es que están en pleno casco urbano. Dice mucho del aprecio de los bilbaínos por estos árboles”, afirma Jaime Madrigal, investigador de la UVa en el campus de Palencia.
Cuantificar y analizar las edades de los árboles urbanos en las ciudades es fundamental para valorar adecuadamente este patrimonio y tenerlo en cuenta en futuras intervenciones.
Es un proyecto científico del que se siguen obteniendo datos y que se esperan obtener los resultados finales en los próximos meses.
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